El Movimiento Slow se plantea como un valor opuesto a la acelerada y vacía sociedad de consumo y productividad. Propone la valoración de los procesos que llevamos a cabo para alcanzar los fines; no tanto la lentitud den el hacer, como la consciencia de las cosas que hacemos. Busca generar una nueva cultura del tiempo, una nueva forma de “medir” el tiempo que no es otra que vivir.
Como propuesta para empezar a llevar una vida “slow” se diseña un packaging en cuyo interior hay unas semillas para poder plantar tu propio huerto urbano. Es una manera simbólica de empezar a vivir “los tiempos de la naturaleza”; vivir formando parte de la naturaleza, restableciendo los vínculos entre naturaleza y sociedad. Las semillas y las plantas que brotan de ellas constituyen una nueva forma de medir el tiempo, alejada de los imperativos del trabajo, devolviéndonos el concepto de tiempo como algo cíclico.