Recorriendo el Museo, se puede ver y experimentar como a lo largo de la historia de la humanidad, cada surgimiento vinculado con las nuevas tecnologías, dispositivos y soportes para la información, fue cambiando la forma de vivir y de pensar de los pueblos y civilizaciones.

Comenzando en la Grecia Homérica, en dónde la comunicación estaba basada en la oralidad y el hombre carecía de autonomía en la toma de decisiones, en la cual sus decisiones y acciones no eran tomadas con consciencia, sino influenciadas por el dominio de los Dioses (según sus creencias).

Más adelante, gracias a la creación del alfabeto y a la incorporación de la escritura en la Grecia Clásica, las entidades lingüísticas se convirtieron en objetos de conciencia. Ésto le permitió al ser humano colocarse en el centro del universo y ser capaz de poseer intenciones propias. En este momento de la historia surgió el concepto de mente como depósito de ideas y pensamientos, y los hombres pudieron adquirir una conciencia mucho más clara del “yo”, dando lugar entre otras cosas, al surgimiento de la ciencia.

En la época del renacimiento ya con la invención de la imprenta por Gutenberg en 1492, el libro se convirtió en el vehículo de la Reforma Protestante y se lograron independizar la Ciencia de la Religión. La cantidad de lectores creció significativamente y con ellos, las distintas interpretaciones de los textos. Ya que leer es justamente ésto, inferir sentido, e interpretar. Teniendo en cuenta la opinión de Clanchy podríamos pensar que los cambios surgidos en el período renacentista podrían desarrollar una nueva mentalidad basada en un nuevo modo de leer e interpretar textos, tomando partido por la hipótesis de que la cultura escrita puede contribuir a la evolución de un nuevo modo de pensamiento.

La forma de pensar del ser humano se sigue modificando con el paso del tiempo afectada por el desarrollo de distintas tecnologías, teniendo tiempos de acción y de transformación cada vez más veloces. Las tecnologías digitales afectan totalmente nuestra percepción del mundo, cambian nuestros hábitos y nuestras formas de vincularnos como sociedad.

Cada cambio tecnológico se presenta como una nueva compuerta de posibilidades que se abre, dejando atrás la filosofía prometéica para sumergirnos en un universo fáustico plagado de posibilidades y amenazas para la continuación y supervivencia de nuestra especie, al menos como la conocemos hoy en día.