El proyecto era bien simple. Rediseñar un rallador estandar de cocina. Pero ¿Cómo? Parece un utensilio de cocina que no puede innovar ni ascender a más. Pero después de analizar en grupo todas sus características, tanto buenas como malas, y definir un usuario y un mercado, nos dimos cuenta que el rallador tenía mucho que mejorar. ¡Pues manos a la obra!
El posicionamiento era el siguiente: No cambiar la esencia del producto, es decir un barato rallador de cocina puntualmente utilizado, pero mejorar mucho en cuanto a ergonomía con algo sencillo.
Pues si, ¡Lo conseguimos!
Para ellos decidimos tres caminos diferentes, (expuestos en el primer panel).
- El primer camino fue buscar un sistema para que el rallador se acoplara a la mano, para convertirlo así en un producto más cómodo.
- El segundo camino fue que se acoplara otro elemento. O que el mismo rallador se acoplara a otro utensilio de cocina simplificando su estructura y a la vez facilitando su uso. O añadirle algún elemento para que fuese más estable.
-La tercera solución fue buscar diferentes formas de agarrarlo o agarrarse. Formas aún no vistas en este producto, estas ideas las sacamos de otros productos, como la ventosa (del GPS), la goma antideslizante de otros productos de cocina...
Después de analizar los tres caminos elegimos el primero. Ya que cambiando simples cosas el producto mejoraba mucho. Para ello volvimos a conceptualizar y sacar nuevas ideas. Hasta llegar a tres propuestas finales.
-El primero consistía en darle una curvatura a la superficie del rallador, mejorando así su utilización. La otra opción fue añadirle una goma para ayudar el agarre y además añadirle una forma redondeada para que se asemejara a la mano. La última opción que surgió fue hacerlo de un material maneable, el cual permitiera acoplarse mejor a la mano, y a la vez disminuyera su volumen al guardarlo.
En el último panel se puede ver el resultado:
-Tendría una forma ovalada para ceñirse a la mano.
-Una goma para ajustar la superficie a la mano.
-Y por último un recipiente acoplado.
Se vio que el rallador al ser cuadrado las propias esquinas no rayaban, de esta manera optimizamos la chapa (que raya) y el resto del material. Ya que se disminuye la cantidad pero no la eficiencia.
El posicionamiento era el siguiente: No cambiar la esencia del producto, es decir un barato rallador de cocina puntualmente utilizado, pero mejorar mucho en cuanto a ergonomía con algo sencillo.
Pues si, ¡Lo conseguimos!
Para ellos decidimos tres caminos diferentes, (expuestos en el primer panel).
- El primer camino fue buscar un sistema para que el rallador se acoplara a la mano, para convertirlo así en un producto más cómodo.
- El segundo camino fue que se acoplara otro elemento. O que el mismo rallador se acoplara a otro utensilio de cocina simplificando su estructura y a la vez facilitando su uso. O añadirle algún elemento para que fuese más estable.
-La tercera solución fue buscar diferentes formas de agarrarlo o agarrarse. Formas aún no vistas en este producto, estas ideas las sacamos de otros productos, como la ventosa (del GPS), la goma antideslizante de otros productos de cocina...
Después de analizar los tres caminos elegimos el primero. Ya que cambiando simples cosas el producto mejoraba mucho. Para ello volvimos a conceptualizar y sacar nuevas ideas. Hasta llegar a tres propuestas finales.
-El primero consistía en darle una curvatura a la superficie del rallador, mejorando así su utilización. La otra opción fue añadirle una goma para ayudar el agarre y además añadirle una forma redondeada para que se asemejara a la mano. La última opción que surgió fue hacerlo de un material maneable, el cual permitiera acoplarse mejor a la mano, y a la vez disminuyera su volumen al guardarlo.
En el último panel se puede ver el resultado:
-Tendría una forma ovalada para ceñirse a la mano.
-Una goma para ajustar la superficie a la mano.
-Y por último un recipiente acoplado.
Se vio que el rallador al ser cuadrado las propias esquinas no rayaban, de esta manera optimizamos la chapa (que raya) y el resto del material. Ya que se disminuye la cantidad pero no la eficiencia.
