In movies or tv , whenever one character says to another  “can’t we just go back to the way things used to be?...” it’s usually a sign on the part of writers that, that character has yet to face up either to reality or to themselves...The cliché is offered up as a solution… some trauma has passed, parties that were enraged or hurt or mistaken, want to forgive or heal or apologize, they want the bad times to give way to good times, but only on the false pretense that the bad times never happen.

We know that trauma can be repressed but it can’t be erased; lasting reconciliation is achieved by emotional self-awareness by embracing the change agents of trauma, how they irreversibly reorganize elements of personality, identity and social reality. This idea, the idea of embracing our wounds our brokenness is manifested quite poetique in the Japanese mending practice of Kintsugi, literally golden joinery, the art of fixing broken pottery with lacquer resin dusted or mixed with powdered gold. The philosophy  follows from a border Japanese aesthetic called “Wabi Sabi” that finds beauty not in traditional western ideals of symmetry or geometry but in Buddhist concepts of impermanence and imperfection  “A way of living that focuses on finding beauty within the imperfections of life and accepting peacefully the natural cycle of growth and decay.”

The fractures on a ceramic bowl don’t represent the end of that objects life but rather an essential moment in it’s history, the flaws of the shape are hidden from inspection but emblazed with golden significance, maybe Hemmingway had KINTSUGI on his mind when he wrote the famous lines form A farewell to arms, “The world breaks everyone and afterward many are strong in the broken places”. The art of Kintsugi, simbolizes  the truth that repair requires transformation, that the pristine is less beautiful than the broken and that the shape of us is impossible to see until it’s fractured, until a wound  like a crack run it’s length.

En películas o tv cuando un personaje le dice a otro “podemos volver a como solían ser las cosas antes?...” es usualmente un signo de parte de los escritores de que ese personaje tiene que enfrentar la realidad o a sí mismo…Esta frase cliché se ofrece como una solución...algún trauma ha ocurrido, entre las personas que estaban involucradas, están enojadas o heridas o confundidas, quieren olvidar,  sanar, disculparse, quieren que los tiempos malos den paso a los buenos pero solamente con la falsa pretensión de que los tiempos malos nunca ocurrieron. Sabemos que el trauma puede ser reprimido pero no puede ser borrado; una reconciliación duradera se lograr mediante la autoconciencia emocional a través de aceptar (abrazar) los agentes de cambio del trauma, como ellos irreversiblemente reorganizan elementos de la personalidad, la identidad y la realidad social. Esta idea de abrazar nuestras heridas, nuestras fisuras se manifiesta poéticamente en la práctica de reparación japonesa Kintsugi, literalmente unir con oro, es el arte de reparar cerámica rota con resina laca mezclada con oro en polvo. La filosofía se desprende de una estética japonesa llamada “Wabi Sabi” que encuentra la belleza no en los ideales de la tradición occidental de la simetría o geometría sino conceptos budistas de  impermanencia e imperfección.

Las fracturas en un bowl cerámico no representan el final de la vida de ese objeto sino un momento esencial en su historia, las imperfecciones de la forma están ocultas de la inspección pero adornadas con una significación dorada, quizás Hemimngway tuvo al KINTSUGI en su mente cuando escribió las famosas líneas de Adiós a las armas, “El mundo nos rompe a todos y luego algunos se hacen más fuertes en las partes rotas”. El arte del Kintsugi, simboliza la verdad de que la reparación requiere transformación, que el prístino es menos bello que lo roto y que nuestra verdadera forma es imposible de ver hasta que es fracturada o quebrada, hasta que una herida como una grieta recorra su longitud *(superficie)

WORKS CITED/ REFERENCIAS:

Kintsugi: The Art of Embracing Damage / The Nerdwriter