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El valle de los huesos secos / The Valley of Dry Bones

El valle de los huesos secos
 
 
1 La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos.
 
10 Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo.
 
Ezequiel 37: 1 y 10.
 
 
El valle de los huesos secos, es un proyecto de serigrafía, pintura y escultura que realicé para el Centro de Experimentación Gráfica Alexandra (http://espaciocreativoalexandra.com/galeria/), de la ciudad de Santander, cuyo título es tomado de un pasaje bíblico que relata una visión del Profeta Ezequiel. En esta profecía se narra la manera en que unos huesos dispersos sobre la extensión de un valle, fueron adquiriendo vida hasta convertirse en seres humanos, gracias al soplo del espíritu de Jehová.
 
Este pasaje, podría ser interpretado de diferentes maneras debido a su fuerte simbolismo; para el propósito de esta exposición quise relacionarlo con la capacidad que tiene el ser humano de estudiar los vestigios del pasado y de descubrir, analizar, medir o nombrar realidades invisibles. Así, somos capaces de reconstruir un rostro a partir de simples fragmentos de cráneo; tenemos la posibilidad de conocer qué tipo de pigmentos fueron utilizados en las pinturas rupestres de hace miles de años; podemos reconstruir virtualmente ciudades a partir de trozos de muro encontrados en algunas excavaciones; sabemos de qué está constituida la materia y tenemos una idea de cómo se formó el universo. Es decir, poseemos la habilidad de soplar espíritu y vida, a través del conocimiento, a lo que está seco, fosilizado u oculto a simple vista; la filosofía, la ciencia y el arte son disciplinas que han servido, desde sus orígenes, para entender el mundo que nos rodea, desbancando paulatinamente a los dogmas teológicos.
 
Los primeros intentos de comprender el universo se realizaron a través de los mitos de creación, sobre los que se han sustentado las diferentes religiones. Para explicar los fenómenos de la naturaleza se recurría a entes espirituales y se hablaba de la voluntad arbitraria de los dioses como constructores del mundo. Luego, cuando estas creencias fueron insuficientes para explicar la totalidad de la vida, la contraposición de filosofía y mito se hace patente. Así, la mitología dio paso a la filosofía, la cual se transformó en filosofía natural y después se bifurcó hasta estructurar la ciencia moderna. En cada uno de estos pasos, ha habido un traductor, un acompañante –contradictorio, racional e irracional, sumiso y libre, conservador y revolucionario– que ha sabido transmitir información a través de la imagen: hablamos del artista.
 
De manera que no ha sido suficiente la palabra, y ahora más que nunca se ha demostrado la necesidad que tienen los seres humanos de visualizar el mundo que les rodea. Visualizar, aparte de ser una facultad funcional de la vista, se refiere también a convertir los conceptos o ideas del pensamiento humano en imágenes para su mejor comprensión; entender a la naturaleza a través de la imagen. Pensemos, por ejemplo, en los Bisontes de las cuevas de Altamira o en la compleja estructura del ADN. La visualización del mundo ha permitido hacer inteligible la realidad –lo que se ve y lo que no se ve– al difundir doctrinas y saberes que de otra manera hubieran sido incomprensibles.
 
Por lo tanto, a lo largo de la historia se ha precisado la destreza y sensibilidad de los artistas para poder visualizar complejas ideas religiosas, filosóficas y científicas. Además, muchas de las imágenes que reconocemos ahora como reales –pensemos en el planeta Plutón o en los glóbulos rojos– pasaron de ser ocultas, por la incapacidad del ojo para verlas, a reconocibles y populares. Lo que se deduce de las relaciones históricas entre arte y ciencia, es que la iconografía científica ha posibilitado una normalización y un reconocimiento global de las configuraciones microscópicas y macroscópicas de todos los elementos de la realidad. En este sentido, la ciencia ha creado –dentro del subconsciente colectivo y a partir de su extensa divulgación durante el siglo XIX– patrones visuales o iconografías que a pesar de no ser comprensibles en muchos casos, sí sabemos identificarlas como imágenes científicas.
 
Partiendo de estas ideas y mediante la recopilación de diferentes ilustraciones provenientes de tratados de filosofía, anatomía, biología, botánica, astronomía y arqueología, realicé una serie de pequeños retablos que condensan los patrones visuales de la iconografía científica de diferentes épocas. Para relacionar el pasaje de Ezequiel, el valle de los huesos secos, con una imagen que pudiera dar coherencia a la exposición, utilicé principalmente fragmentos del compendio de ilustraciones aparecidas en el primer gran tratado de anatomía occidental llamado De humani corporis fabrica (La estructura del cuerpo humano, 1543) escrito por el médico Andreas Vesalio (1514-1564). Los grabados anatómicos de este libro son atribuidos al artista Jan Stephen van Calcar (c. 1499-1546), un discípulo de Tiziano. Esta obra magnífica, sobre la disección de cadáveres, donde se mostraba por primera vez el cuerpo humano tal cual era, continúa con el legado de los dibujos de Leonardo Da Vinci y, también muestra, cómo la ciencia –en este caso la medicina– necesita la ayuda del arte para realizar una detallada visión del cuerpo humano.
 
Dentro del tratado de Vesalio, seleccioné partes anatómicas que fueron serigrafiadas sobre láminas plásticas pintadas con gesso y luego recortadas y pegadas sobre los retablos previamente recubiertos con pan de cobre envejecido a la intemperie. Por otro lado, quería representar tridimensionalmente El valle de los huesos secos, haciendo referencia a los fósiles que se exhiben en los museos de ciencias naturales; para ello, realicé moldes de silicona a partir de diferentes elementos encontrados en la naturaleza: huesos de animales, cantos rodados, conchas y rocas marinas. Los moldes fueron vaciados con escayola y pintados posteriormente.
 
 
Álvaro González
 # 2. Estampa serigráfica, esmalte acrílico, ácido úrico y pan de cobre sobre tabla. 22 x 16 cm. 2015
/Silkscreen, acrylic enamel, uric acid and copper leaf on wood. 22 x 16 cm. 2015
# 6. Estampa serigráfica, esmalte acrílico, pintura acrílica, látex y pan de cobre sobre tabla. 22 x 16 cm. 2015
/Silkscreen, acrylic enamel, acrylic paint and copper leaf on wood. 22 x 16 cm. 2015
# 1. Estampa serigráfica, esmalte acrílico, ácido úrico y pan de cobre sobre tabla. 22 x 16 cm. 2015
/Silkscreen, acrylic enamel, uric acid and copper leaf on wood. 22 x 16 cm. 2015
# 4. Estampa serigráfica, esmalte acrílico, ácido úrico, látex y pan de cobre sobre tabla. 22 x 16 cm. 2015
/Silkscreen, acrylic enamel, uric acid and copper leaf on wood. 22 x 16 cm. 2015
# 11. Transfer, esmalte acrílico, pintura acrílica, látex y pan de cobre sobre tabla. 22 x 16 cm. 2015
/Transfer, acrylic enamel, acrylic paint and copper leaf on wood. 22 x 16 cm. 2015
# 12. Estampa serigráfica, esmalte acrílico, pintura acrílica, látex y pan de cobre sobre tabla. 22 x 16 cm. 2015
/Silkscreen, acrylic enamel, acrylic paint and copper leaf on wood. 22 x 16 cm. 2015
Ezequiel. Escayola, alambre de acero inoxidable y esmalte acrílico. Medidas variables. 2015
/Plaster, stainless steel wire and acrylic enamel. Overall dimensions variable. 2015
 Fotografías de la exposición / pictures of the exhibition: http://javierlamela.com/
El valle de los huesos secos / The Valley of Dry Bones
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El valle de los huesos secos / The Valley of Dry Bones

Exposición individual de Álvaro González en Santander-España/ Solo exhibition by Alvaro Gonzalez in Santander-Spain

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