El impacto del cambio climático sobre los ecosistemas es profundo y multifacético. Al afectar la fenología de las plantas y los patrones migratorios de los animales, compromete la supervivencia y reproducción de las especies, así como la sincronización de eventos vitales que sostienen la biodiversidad. Estos cambios no solo amenazan la supervivencia de las especies individuales, sino que también pueden desencadenar efectos en cascada que alteren comunidades biológicas enteras y los servicios ecosistémicos que proveen. Ante esta realidad, es fundamental intensificar nuestros esfuerzos en investigación y políticas públicas que permitan una adaptación efectiva y sostenible a estos cambios.