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Los asesinos de nuestras mujeres

Los asesinos de nuestras mujeres
“La libertad de las mujeres las vuelve presas de la delincuencia”, así afirmó el rector de la Universidad Madero de Puebla, Job César Romero, con relación por el asesinato de Mara Fernanda, justificando que el salir a fiestas en la madrugada no es correcto para una joven, y menos, para una mujer. Dicha declaración generó polémica entre la sociedad, ya que acusaba a la víctima por ser la responsable de su muerte.
Retomando su frase objetivamente, la libertad mata a las mujeres, es una afirmación muy cierta, ya que a los criminales les molesta que ellas quieran hacer cosas que antes sólo eran exclusivas para los hombres. Les incomoda y sólo piensan en utilizarlas para desahogar sus bajos instintos, como verdaderos psicópatas.
También, la sociedad ayuda mucho en que sigan aumentando este tipo de casos, educando a los niños a no respetar a sus semejantes, sin importar raza, sexo o religión. Desde el seno familiar se instruye a los varones a ser libres y a las mujeres a estar en casa atendiendo a sus hermanos. No se les educa de manera pareja y tampoco se les enseña a ambos a trabajar juntos en igualdad de condiciones.
Por otro lado, también existe desequilibro en educar tanto a niños y niñas sobre cómo defenderse cuando están en situación de peligro. A las mujeres se les dice que no salgan muy de noche, que vayan acompañadas, que usen gas pimienta, que no suelten su vaso, y otros consejos más; pero a los hombres se les enseña que use sus puños y casi que se dé un “tiro” contra el criminal si son asaltados. Aclaro que la fuerza masculina no se compara con la femenina, pero ambos deben ser entrenados en defensa y prevención, instruirlos a edades muy tempranas a que no deben confiarse que son intocables y a estar siempre alerta para prevenir situaciones de peligro. De esta forma podrán responder de manera inmediata y huir para proteger su vida. En pocas palabras, ser astutos como un zorro.
Retomando la confianza, que también es otro asesino de las mujeres, hago referencia a una escena en la que Candy White, personaje animado de 1976, se escapa de la escuela en Inglaterra, para iniciar su vida sola, subiéndose a cualquier carreta para que la lleve hasta el puerto y de ahí tomar el buque rumbo a Estados Unidos. Si nos fijamos que en la época en que se situó la historia es a principios del siglo XX, aún se podía confiar en que el hijo del vecino era buena persona, pero ya no es así en la actualidad y hay enseñárselo siempre a los niños.
Es más, la típica frase “no hables con extraños” que nos decían de pequeños, debe ser aplicada en la vida adulta, así tengas 18 u 85 años. Reitero, no se debe andar por la vida fiándote de que nada malo te va a pasar, ni confiar en tu vida a cualquiera. Incluso tu sombra podría traicionarte si así lo quisiera.
A esto me refiero que muchos, tanto hombres como mujeres, promovieron que los servicios privados de taxi eran seguros y muy buenos, pero desgraciadamente no fue del todo cierta esta afirmación. Mara es un claro ejemplo que no debes confiar incluso en el sujeto que te está llevando a tu destino, porque no sabes si llegarás vivo. Tampoco es para satanizar a este servicio, ya que así como hay tipos malos, también hay personas buenas que trabajan para ganarse el pan de cada día, pero repito, siempre estar alerta cuando lo uses, porque la confianza es el punto débil de las personas, sin importar el sexo.
Por último, en redes sociales surgió un “hastag” #MiCasaEsTuCasaHermana, en el que cientos de usuarios de Twitter se manifestaron por el caso de Mara, haciendo referencia a que las mujeres pueden ir a casa de otros para pasar la noche y así no sufrir daño. Me sonó al refrán “después del niño ahogado, pozo tapado”. Tuvo que morir esta joven para que ahora sí muestren solidaridad con las mujeres y le den posada para cuando salgan de la fiesta. Siento que es muy hipócrita, porque si los amigos de Mara se dieron cuenta de que era muy tarde, debieron haberla invitado a su casa, y si ellos notaron que alguien la acechaba, la debieron acompañar y no dejarla sola en ningún momento. De ahí la importancia de educar a los niños en proteger a sus semejantes y no esperar a que alguien le pase algo terrible para apoyarlo. Repito, todo se resume en la educación para tener una sociedad mejor.
Imagen de la página Editorial del Diario de Yucatán publicada el 20 de septiembre de 2017
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