Pareidolia
En el contexto de una conmemoración por el nacimiento del Muse Municipal de Arte Moderno de Cuenca, Ecuador, se organizó una exposición curada por María José Machado y Juan Pablo Ordoñez. Para la convocatoria nos fue compartida una investigación sobre las intenciones que motivaron la construcción del edificio que hoy en día alberga a este espacio cultural, así como los diversos usos que se le dio en diversas épocas. Al parecer, a inicios del siglo XX, la ciudad identificó un problema de orden social que debía ser atendido: existían personas alcohólicas y en situación de calle. La solución fue construir un edificio para encerrarlos y tratarlos.
Cien años después, en el 2014 (fecha de la exposición) el problema no ha desaparecido. Es decir que no ha habido solución, y quizá no la haya. Mi intensión con este proyecto fue visibilizar la persistencia de la problemática en el presente, comentar que el encierro es una alternativa correctiva pero no preventiva y resignificar el prestigioso espacio expositivo para regresarlo a su uso original. Para esto construí dos esculturas, en escala uno a uno, de dos personas en situación de calle y las coloqué en los espacio de la casa que originalmente fueran destinados a fungir de cuartos de aislamiento para tratamiento de síndrome de abstinencia.
Parte de este acto paródico fue el echo de que las esculturas no serían producidas en base a mi habilidades en materia de figura humana sino que serían producto de un escáner 3D.
Salí a recorrer la ciudad en la madrugada en busca de la posibilidad de captura la imagen de alguna persona durmiendo en la calle y, con ayuda de un Kinect modificado para funcionar con una batería y un cable USB de 12 metros conectado a un computador instalado en un vehículo prendido y listo para arrancar en cualquier caso de peligro, escaneé sigilosamente y sin ser detectado a dos individuos mientras dormían.
Este acto extraccionista me pesaría posteriormente y me detendría de continuar registrando cuerpos vulnerables. Inicialmente pensé en registrar al menos 10 personas pero no pasé de la segunda y nunca más lo intentaré.
El resultado fueron dos esculturas blancas, frágiles y efímeras que se posaban delicadas y fantasmales sobre el frío suelo del museo.
Actualmente, debido a su naturaleza matérica las piezas no existen de forma física y deben ser reconstruidas en su totalidad en caso de exhibición.
