El primer paso para desarrollar los identificadores de marca para Blue Green fue definir que se debía representar como elemento principal un oso de anteojos, y que tanto este como las letras en que iría escrito el nombre debían tener un estilo gráfico que hiciera pensar en el estilo de diseño precolombino.
Todas las culturas nativas americanas están vinculadas por un estilo artístico muy particular, debido a que la totalidad de sus creaciones y artesanías son producidas de manera manual y por lo tanto su apariencia denota simplicidad y descomplicación. Por ello se trabajó la parte tipográfica, buscando trazos manuales irregulares e incluyendo formas geométricas básicas para conformar las letras.
Las palabras que conformas el nombre de la empresa corresponden a nombres de colores, que se podrán utilizar en los distintos medios de comunicación tanto de manera aislada como en conjunto (formando un conjunto que contenga solamente el nombre de la empresa o acompañando al oso), y bien sea en inglés o en español. Así, cada palabra constituye un módulo que se utilizará en diversos contextos y con múltiples posibilidades de aplicación.
El oso de anteojos (Tremarctos ornatus), conocido también como oso andino, oso frontino, oso sudamericano, oso careto, entre muchos otros nombres, es una especie de mamífero de la familia Ursidae. Es el único oso que habita en Suramérica y se le puede encontrar en las montañas por encima de 800 msnm de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina.
Es un oso de tamaño mediano en comparación con las demás especies de osos, su pelaje es negro y presenta manchas irregulares de color blanco en su cara, al rededor de los ojos y en el pecho. Las manchas varían entre un oso y otro, e incluso algunos individuos no poseen las características manchas blancas.
Es un animal omnívoro (aunque su dieta es principalmente a base de plantas), de hábitos solitarios y principalmente diurnos. Por el deterioro de su hábitat y por ser ampliamente cazado se considera una especie en peligro de extinción.
Para representar al oso se hicieron distintas exploraciones gráficas, partiendo de trazos simples hasta conseguir un conjunto armonioso que fuese identificable y único. Inicialmente se pensó en una figura lineal, pero finalmente se encontró que el trabajo en negativo representaba mejor las facciones del oso.
Una vez elegida la estructura global de la cara del oso, se hicieron distintas combinaciones de color para hallar la que tuviese un mejor balance y armonía. Durante el proceso de evaluación de los colores se hizo necesario hacer algunas divisiones adicionales para separar ciertas áreas y lograr un mayor equilibrio.
El conjunto de nombre y símbolo se fue desarrollando de manera uniforme, haciendo modificaciones en ambos elementos según análisis y discusiones con el cliente hasta obtener un resultado homogéneo.
Al cambiar de idioma el nombre de la empresa se encontró que existía mayor sonoridad al invertir el orden de los colores, así que en español y en inglés el resultado es similar pero en distinto orden. Al ser un logotipo modular este cambio de orden en las palabras no afecta para nada la percepción de la imagen de la empresa.
