Cuando llegan los meses de otoño, a pesar de estar "quemados" del sol de verano que puede resultar abrasador, nos gusta disfrutar, de día y con los ojitos cerrados, de esos rayos de luz que nos caldean por dentro y por fuera.
 
El otoño, estación antagónica a la deseada primavera, nos va avisando que el gélido invierno está al caer. Y con él, el frío que cala en los huesos, el vaho y las nieves que tiñen de blanco los paisajes que consideramos nuestros.
 
Y en otoño, el cielo dibuja los colores del arco iris al atardecer para avisarnos que, al caer la noche, podemos seguir jugando con la luz, la artificial. Jugando a dibujar siluetas de elementos de la naturaleza o personas que bien pudieran ser las huellas identitarias de nuestros perfiles más conocidos.
Contraluces
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Contraluces

Dibujar perfiles y siluetas con luces artificiales en las cabañas del Pantano de Cubillas, Granada.

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