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DISO1503| PRELAI - Fragmentos de color

PRELAI 
Fragmentos de color
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Prelai es un proyecto que explora las conexiones emocionales que se crean entre los seres humanos y las flores a lo largo de la vida por medio de la ilustración floral digital, expuesta sobre diferentes prendas textiles como lo son los pañuelos de seda. Cada una de las 4 prendas se adapta a una zona del cuerpo específica debido a las narrativas establecida colectivamente a lo largo de este proceso, las cuales definen la paleta de color, el tono y/o sentimiento, los tipos de flores, el propósito y la morfología de la prenda misma.

Prelai is a project that explores the emotional connections that are created between humans and flowers throughout life by means of digital floral illustration, exposed on different textile garments such as silk scarves. Each of the 4 garments adapts to a specific area of the body due to the narratives established collectively throughout this process, which define the color palette, the tone and/or feeling, the types of flowers, the purpose and the morphology of the garment itself.
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“Si tomas una flor en tu mano y realmente le prestas atención, te darás cuenta que se convierte en tu mundo por un momento”. - Georgia O’Keeffe.
Estaba acostada sobre el pasto rodeada de flores, la brisa exaltaba su olor y sus colores cubrían el espacio con su alegría.
Mi alegría era plena, era un día como cualquiera en el que disfrutaba de la naturaleza, del ruido del viento pegando contra las hojas de los árboles, de los pájaros volando por las flores y las maravillosas nubes en el cielo.
Era como si volviera a los tiempos alegres en los que solo importaban las horas de juego interminables, cuando nos volvíamos piratas, exploradores, bailarinas o astronautas. Eran esos tiempos en que la abuelita le explicaba a uno el nombre de cada plantica y florecita, pero uno no entendía nunca nada.
Épocas genuinamente felices de primavera, sin preocupaciones, tiempos de infancia: corriendo por los parques floreados con una cometa en la mano, haciendo picnics y tratando de meter miles de flores en la canasta.
Tiempos en los que pensaba que el sol siempre iba a brillar y las flores siempre iban a estar para acompañarme en cada juego, una sensación que me envuelve en mi propia alegría.

Pero en un instante volví a la realidad olvidando como se veían esas flores llenas de vida que solo veo en mis sueños o recuerdos.
Como una ligera memoria que me recuerda la pesadez del paso de los años, la pesadez de la vida. Empezamos como una hoja en blanco que va adquiriendo colores y formas para así moldear nuestra vida y personalidad.
Debemos aprender con el paso de los días a ser felices con lo más puro de la vida, a disfrutar y admirar aquello que damos por sentado, así sentiremos la alegría de la vida y acogeremos estas experiencias como los milagros que son.

El tiempo pasa y ya no somos ese niño que disfrutaba de la naturaleza y nos olvidamos del verdadero significado de la alegría.
Olvidamos los momentos de inocencia en el que ensuciarnos no era un sacrificio sino una parte vital del juego, un juego en el que las flores se tornaban en cosas inimaginables, eran la fuente de nuestra imaginación.
Dejamos de respirar aire libre, de jugar sin pensar, de bailar con el viento, dejamos de vivir encantados. Dejamos de lado nuestra capacidad de crear fantasías llenas de color.
Pero, ¿las hemos dejado del todo o solo las hemos escondido en una parte profunda de nuestro ser? Cuando sentimos nuevamente el viento en nuestra cara, el pasto húmedo en nuestros pies y el aroma de la vida del campo ¿Acaso no volvemos a vivir esos momentos felices a través de nuestra memoria?
La textura de los pétalos, el juego con el viento, el aroma que bota, todo conectado, todo lo conecto contigo, conmigo, como te veo y te entiendo.
Cada detalle es parte de un todo, un todo compuesto por partes funcionales que al igual que tú y yo, están conectados para generar fenómenos que impactan de manera sensible a otros seres vivos.
Cada color nos conecta con la naturaleza, con el otro y con nosotros mismos, es un juego de armonías perfectas que se componen espontáneamente y que nos envuelve en el proceso.
Sin darnos cuenta, los colores nos hipnotizan, no nos damos cuenta de qué es aquello que nos atrae, solo sabemos que nos llena y nos hace sonreír.

Son los pequeños detalles los que verdaderamente llenan, los que construyen y nos mantienen vivos.
Son detalles infinitos que nos cautivan con cada mirada y nos cubren con la suavidad de cada uno de sus colores.
Aprender a amar al otro de la manera en que le gusta, entenderlo desde el cariño, es calidez para el alma, es dulzura para el corazón.
Y al disfrutar las cosas simples de la vida juntos, una sensación suave y delicada, se llega a una paz y felicidad que llena el alma.
Porque no hay nada más especial que valorar los detalles que nos regala la vida, los detalles íntimos, las situaciones y gestos pequeños de la vida que nos permiten abrir los ojos y disfrutar de esa tranquilidad y paz que nos merecemos.

Hay que disfrutar de estos detalles que nos hacen sentir, oler y ver en compañía de otros porque la vida es corta y es mejor compartirla con quienes queremos por medio de un detalle que nos permita recordar a partir de los sentidos.
Cuando disfrutamos juntos construimos un lenguaje común entre dos personas que trasciende las palabras.
Es por medio de ese lenguaje que juntos nos conocemos, por el cual aprendo mas de ti y tu de mi sin intercambiar ni una sola palabra.
Un olor penetrante rodeaba la iglesia, pude percibir las rosas y sin verlas ya sabía como se veían, con cada inhalación la imagen de ellas se hacía más clara.
Por medio de ese olor, incluso antes de entrar pude ver unos colores pálidos y/o  opacos que llenaban el lugar de armonía, amor y paz.
Era un olor de una felicidad rosa y un sentimiento que me recordó lo emocionante que es vivir la vida acompañada de amantes de la misma.
Y aunque al final el aroma desapareció y los pétalos cayeron, en mi mente viven los colores, vibrantes por siempre, y la sensación de encanto y exquisitez.

Son esos mismos colores los que les dan vida a los recuerdos que tanto deseo guardar, recuerdo que quiero abrazar cada vez que pueda.
Pero no es un simple recuerdo, es algo que me lleva a esos momentos que no quiero que se borren de mi cabeza, porque estos colores (rosados, verdes, morados, naranjas) me llevan a las mismas personas, esas personas que siempre fueron cómplice de toda esa felicidad y recuerdos maravillosos.
La diversidad de estos colores y formas se complementan unos a otros, y se entiende que los logros siempre son compartidos. El camino se construye de forma colectiva y ese hecho en sí mismo es un motivo de celebración.
Es una vida compartida en la que unos a otros nos apoyamos para alcanzar lo que queremos, y la elegancia de esos momentos de reconocimiento, es lo que nos permite vestir y adornar el camino de las personas. Es el ornamento perfecto para exaltar y reconocer sus logros.

Frecuentemente conectamos la belleza con la admiración, es lo que más se aprecia, y de esta manera encontramos formas que se convierten en muestra de una alegría u orgullo efímero pero que al mismo tiempo perdura.
Muestra de la alegría de la vida y la belleza que se ve en cada cosa y momento que se comparte y se celebra con otros. 
De eso se trata la vida: de admirar y disfrutar los momentos que nos llenan de felicidad, de atreverse a portar la belleza de la vida, así sea por momentos, para alegrarnos los unos a los otros.

Es en la celebración con el otro, y su impacto sobre nuestras vidas, que encontramos la belleza del día a día y centramos nuestra atención en detalles que nos permiten salir de la rutina e iluminar nuestra vida.
Se mezclaba el olor de la humedad con el de las flores que rodeaban el paisaje, una fragancia fresca que aumentaba mientras los pétalos se enredaban con la corriente del río.
Pasaban por mi mente recuerdos felices, pero se nublaron por la tristeza y el penetrante olor de la melancolía que me arropaba el cuerpo.
Los años con ella fueron muy especiales, el tiempo pasaba sin hacerse notar y cuando me voltee a mirarla ya era muy tarde, el tiempo había hecho de las suyas.
El tiempo paso sin que nos diéramos cuenta puesto que no aprovechamos los detalles que nos da la vida. Son las pequeñas cosas las que hacen que los recuerdos inunden por siempre nuestra memoria.
Pero contradictorio sería creer que no se aprovechan los detalles cotidianos de la naturaleza cuando esos mismos se convierten en recuerdos para los que aún están en vida frente a vidas pasadas.

Estos recuerdos son tesoros que le devuelven la vida a lo vivido ya que tienen el don de transportarnos sin necesidad de alterar el tiempo ni de cambiar de espacio.
Sirven como tributos para quienes extrañamos, son pequeños seres que unen 2 mundos y nos dejan comunicarnos con quienes se fueron.
La memoria no solo revive momentos especiales y emotivos si no que permite comenzar otro rumbo y darle vuelta a esos momentos tristes que se vienen a la cabeza y nos permite florecer en medio de la oscuridad.
Recordar a los que se fueron nos puede llenar de alegría y nostalgia al mismo tiempo, y gracias a estos progresamos y seguimos adelante para buscar la vida plena y tranquila que merecemos.

Revivir esos momentos una y otra vez es la mejor manera de abrazar y contener la memoria de quienes ya no están.
Como una interminable película de recuerdos, sin boletas ni fila.
Una película que nos recuerda lo frágil y corta que es la existencia, como una flor que se seca cuando llega el invierno, pero que también nos permite revivir nuestros momentos más preciados.​​​​​​​
Tras analizar la relación que se genera entre las emociones y el contacto con el cuerpo, se consideró plasmar el contenido ilustrativo sobre una prenda textil, específicamente pañoletas ya que en estas se resalta el contenido gráfico plasmado en el material.
Niñez (Alegría inocente): Cabeza
Se busca establecer una relación a partir de la imaginación, por esto se debe tener presente que la prenda debe permitirle al usuario realizar algunas variaciones divertidas pero controladas al usarla.
Tamaño: Midi (90 cm x 90 cm)
Adultez temprana (Cercanía contemplativa): Muñeca
La importancia de esta narrativa está en los detalles, detalles que el usuario debe poder observar fácilmente y que deben ser protagonistas en la prenda. El tamaño de la misma no debe ser molesto al utilizarla.
Tamaño: Ribbon (70 cm x 7 cm)
Adultez media (Orgullo conmemorativo): Cuello
En esta etapa lo importante es hacer referencia a la elegancia social, se debe poder lucir y apreciar el contenido pero sin que el tamaño se vea desproporcionado a la hora de usar.
Tamaño: Mini (55 cm x 55 cm)
Vejez (Nostalgia familiar): Hombros
El propósito de la prenda en esta etapa se basa en brindar un consuelo que proteja, esta debe brindar ánimo y esperanza al usuario al momento de portarla, en este caso el tamaño es vital ya que debe cubrir toda la zona establecida.
Tamaño: Maxi (120 cm x 120 cm)
Universidad de los Andes (2021-1) 
Estudio 8 
Dirección por: Samira Kadamani 
Catalina Castro González
DISO1503| PRELAI - Fragmentos de color
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