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NO HAY QUE TEMERLE AL BISTURÍ!

Conceptualización de simetría, fotografía y diseño de beauty para editorial de moda,
DISCLAIMER: Trabajo con propósitos académicos
No hay  que temerle al bisturí 
Así no lo creas, tendrás buenos resultados. 


Sentirse fuera de lugar con el paso de los años es normal. También aburrirnos con nuestro aspecto, que no nos sintamos en confianza junto a una mujer o en cualquier salida con amigos. Eso pasa. Por eso pregunto, ¿hay algo de malo en acudir a un par de procedimientos estéticos?

No, si esto nos ayuda a sentirnos más cómodos con nuestro cuerpo. Existen razones para que las cirugías estéticas no sean un misterio, así como ir a la peluquería a hacernos el corte que nos gusta, ir a comprar ropa o comer bien no lo son. Tenemos derecho no solo a cuestionarnos sobre nuestra salud, sino también sobre nuestra apariencia. Las siguientes son algunas de ellas.

Sin resultados en el gimnasio

Las cirugías plásticas o tratamientos estéticos son la mejor opción para definir los músculos cuando no obtenemos resultados en el gimnasio. Es frustrante notar un desgaste físico de años, después de días y días de trabajo, sin que esto se vea reflejado en nuestro cuerpo. 

Las cirugías para marcar hombros, brazos, pectorales, espalda, cintura, pantorrillas, piernas… ya existen. Y están al alcance de la mano. ¿Por más que lo intentas no logras marcar ese six pack en el abdomen? Todo tiene solución.

Rejuvenece al instante

Es innegable que con el paso de los años empecemos a notar más signos de nuestra edad. Son imposibles de ocultar, incluso con cremas o maquillaje. Por eso se han inventado tratamientos de rejuvenecimiento inmediato, que ayudan a no poner en evidencia esos años que muchos quisiéramos alargar. 

El más conocido es la toxina botulínica (Botox). Como tratamiento estético es mínimamente invasivo, y ayuda a eliminar las señales en el rostro después de tantas expresiones faciales (fruncir el ceño, hacerle caras al sol, fingir una sonrisa, etc.). Por otro lado, contrarresta esos niveles de estrés que tanto se marcan durante los años de tanto trabajo. Es en serio.

Nueva imagen

Es cierto lo que dicen: para sentirse mejor, se puede empezar por verse mejor. Siempre queremos sentirnos mejor con nosotros mismos: todos vendemos una imagen en nuestros trabajos y relaciones sociales. Buscarlo en las técnicas del bisturí ya ha dejado de ser un tabú. Es una industria en movimiento, y por alguna razón. Está comprobado que una buena imagen aumenta el autoestima y da seguridad en las decisiones. Suena extraño, pero es así. Párate frente al espejo y ensaya la propuesta de mercadeo que le vas a ofrecer a tus jefes: primero con tu ropa de domingo, luego con tu mejor traje y loción. Sabrás de qué hablo.

Cambiar de apariencia ya no será una frustración; eso sí, no está de más decir que es una solución de bienestar con uno mismo, y no una respuesta a problemas externos, ya sea de trabajo o de pareja. 

Más allá de la salud

Otra forma de aprovechar esto, para mejorar nuestro físico, es nunca dejar pasar una visita al quirófano por asuntos de salud. Como dice el refrán: es mejor matar dos pájaros de un solo tiro. En caso de un problema nasal, ¿qué mejor momento para recurrir a una rinoplastia a favor nuestro? 

Lo importante

Un buen carro no se deja en manos de cualquier mecánico. Un problema legal no se deja en manos de cualquier abogado. La cara y el cuerpo no se dejan en manos de cualquier cirujano: solo tenemos los que tenemos. Es importante investigar y encontrar a un especialista en el tratamiento que se necesite, no dejar de revisar certificados, diplomas y experiencia; tanto del médico, como del lugar donde se practican dichos procedimientos. 

Tampoco es recomendable escatimar en gastos. En estas cuestiones lo barato sale caro. De verdad: es un asunto delicado, que involucra la salud y el bolsillo. Que el dinero bien invertido no sea un impedimento para buscar siempre lo mejor.

Una buena excusa

Por último: la mejor parte de todo esto. La cirugía puede ser una excusa para viajar  y conocer nuevos destinos. Es en serio: hoy en día no hay que dejar de hacer lo que nos gusta para sentirnos bien físicamente. Muchas clínicas ofrecen paquetes vacacionales para el paciente y la familia, que puede acompañarlo cómodamente durante la recuperación. Algunos de los países que brindan esto son Brasil, Colombia y Estados Unidos, en convenio con buenos hoteles y por precios muy convenientes.

Antes veíamos este asunto de las cirugías plásticas como algo misterioso para nosotros… tal vez como algo que se salía por completo de la idea de “hombre” que nos han vendido. Ahora tenemos buenas razones para dejarlo de hacer. Podemos buscar mejorar nuestra imagen a nuestro modo, sea por vanidad, autoestima, confianza, o además de viajar y conocer. 

¿Sigues con miedo?

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