Sin duda el ritmo de consumo en el que actualmente estamos inmersos ha terminado por envolver todas nuestras prácticas en un sistema de acumulación al parecer infinito, sin embargo, tampoco quiere decir que haya que condenar todo el estilo de vida que hemos construido como humanidad con posiciones radicales al respecto.
Es necesario asumir que la propia humanidad es un constructo que puede ser dirigido de diversas maneras y no simplemente apelar a una supuesta naturalidad tratando de escapar del modo de vida contemporáneo; no rehuir del actual horizonte tecnológico hiperespecializado, sino tomar el cargo de dirigirlo hacia el beneficio de todos.
Una asunción de nuestro horizonte ya no sólo tecnológico, sino también capitalista para tratar de vislumbrar un futuro mejor, en el cual seamos capaces de hacernos cargo de nuestro propio devenir por el beneficio de todos.
